Hola a todos, soy Christa, tengo 45 años y quería compartir mi viaje con vosotros. He estado en esta montaña rusa de la pérdida de peso durante unos nueve años, y déjenme decirles que ha sido un viaje salvaje.
Todo empezó cuando mi pareja hizo un comentario sobre que había engordado unos kilos. Eso me afectó mucho. De repente, me sentí insegura con mi cuerpo, aunque nunca antes me había preocupado. Estábamos de vacaciones, así que decidí hacer algo al respecto.
Como mucha gente, recurrí al ayuno. Parecía una solución rápida, algo que me ayudaría a perder peso antes del viaje. Y funcionó, más o menos. Perdí unos 5 kilos y me sentí bastante bien conmigo misma. Pero luego terminaron las vacaciones y volví a mis viejos hábitos. Antes de darme cuenta, había recuperado todo el peso que había perdido, y algo más.
Pero no me rendí. Probé todas las dietas que se te ocurran: ceto, baja en carbohidratos, paleo, lo que se te ocurra. Y sí, perdía algo de peso, pero nunca duraba. Estaba constantemente hambrienta, siempre pensando en comida y calorías. Era agotador.
Entonces, un día, me tropecé con el ayuno de nuevo. Esta vez, decidí intentarlo de verdad. ¿Y sabes qué? Funcionó de verdad. Perdí 30 libras en 4 meses, y me sentí increíble.
¿Pero la mejor parte? No se trataba sólo de perder peso. El ayuno me ayudó a cambiar toda mi relación con la comida. Dejé de obsesionarme con las calorías y empecé a escuchar a mi cuerpo.