La alimentación intuitiva, a menudo llamada alimentación consciente, significa tener una relación positiva y saludable con la comida, sin sentir miedo o ansiedad a la hora de comer.
Cuando es hora de comer, muchos de nosotros podemos pensar en los alimentos como «buenos» o «malos», en si «debemos o no debemos» comer esto o aquello, por cualquier razón, si es bajo en calorías, proporciona proteínas, lo dice la dieta, lo que sea. Pero cuando calificas los alimentos como «buenos» o «malos», como «permitidos» o «prohibidos», dañamos la relación con nuestro cuerpo y con la comida.
La dieta restrictiva clásica, donde te prohíbes comer algo que quieres porque «no es lo que se supone que debes hacer», o «esa comida es poco saludable», termina con que acabas comiendo mucho más a largo plazo.
¿Por qué? Porque, en lugar de permitirte disfrutar de la comida, saborear eso que ansías, te niegas una y otra vez, creando un ciclo vicioso en el que anhelas cada vez más lo mismo y, al final, en lugar de comer solo un trozo de chocolate, terminas comiéndote todo el paquete y sintiéndote culpable y llena de vergüenza.
La próxima vez, en lugar de seguir una dieta restrictiva, prueba la alimentación consciente: retrocede un momento y no solo pienses en lo que quieres o deberías comer, si no siente y escucha lo que tu cuerpo y mente necesitan comer. Esto no solo mejorará tu relación con la comida, sino que también te ayudará a reducir tus niveles de estrés y puede que incluso te ayude en tu viaje de pérdida de peso.
Paso a paso, trabaja para abandonar la mentalidad tradicional de hacer dieta y conviértete en alguien que come intuitivamente, alguien que ha hecho las paces con la comida, independientemente del tipo, y disfruta cada bocado.
Además de rechazar la mentalidad de dieta y hacer las paces con la comida, puedes practicar otros principios para tener una alimentación intuitiva todos los días.
En cuanto a los aspectos nutricionales, estos incluyen:
respetar el hambre mientras tengamos una ingesta adecuada de calorías y nutrientes;
elegir alimentos que no solo sean sabrosos sino también nutritivos, respetando nuestra salud;
redescubrir la satisfacción de tener una comida deliciosa;
identificar nuestra saciedad.
Sin embargo, algunos principios están más relacionados con nuestro lado emocional, como:
enfrentar nuestros sentimientos internos negativos y la resistencia a la comida;
afrontar las emociones amablemente y abstenerse de ocultar las emociones mediante la comida;
ser activo y buscar el disfrute a través del exceso.