Muchos de nosotros nos hemos encontrado en esta situación. Establecemos metas de pérdida de peso, nos unimos al gimnasio, hacemos nuestro mejor esfuerzo por mantener la disciplina y aún así nos encontramos pensando en comida todo el tiempo.
Esto es frustrante y agotador. Si constantemente estás pensando en comida, puede haber diversas causas para esto:
- No estás comiendo lo suficiente. Esto no es ciencia espacial; si comes mucho menos de lo que necesitas, tu cuerpo enviará señales de hambre y te hará pensar en comida hasta que te alimentes. Recuerda que tu mente y tu cuerpo están trabajando juntos para mantenerte con vida. Entonces, si estás fisiológicamente desnutrido, tu mente seguirá pensando en comida. Sin embargo, si estás tratando de perder peso, a veces puede tener lugar el hambre. Pero asegúrate de que tu proceso de pérdida de peso no sea demasiado estricto o agresivo. En cambio, prueba un enfoque más suave donde pierdas peso de manera lenta y gradual para no pasar hambre.
- Estás tratando de evitar emociones difíciles o situaciones difíciles en tu vida. Además de nutrirnos, la comida también tiene un aspecto placentero. Comemos para sentirnos bien. Comemos cuando compartimos momentos felices con nuestros seres queridos. Por lo tanto, la comida está naturalmente vinculada al placer y a sentirse bien. Si te preguntas por qué siempre estás pensando en comida, considera la idea de que podrías estar tratando de escapar de una situación incómoda en tu vida. Como comer se siente genial, podrías intentar buscar consuelo y alivio pensando en comida más a menudo de lo que te gustaría.
- Puedes sufrir de un trastorno alimentario. Condiciones como el trastorno por atracón, la bulimia nerviosa o la anorexia llevan a las personas a desarrollar una obsesión con la comida y a pensar en ella todo el tiempo. En la mayoría de los trastornos alimentarios, la relación con la comida es muy negativa porque las personas intentan restringirla tanto como pueden. Por lo tanto, si sospechas que sufres un trastorno alimentario, busca tratamiento de un profesional cualificado para reparar tu relación con la comida.
Hay consejos simples sobre cómo dejar de pensar siempre en comida. Estos incluyen distraer tu atención con algo más, quitar la comida de lugares visibles (como tu área de trabajo) o asegurarte de comer lo suficiente durante el día.